Una Elegida Perfecta para el Rol
Que Gia Coppola haya elegido a Pamela Anderson para interpretar a una bailarina que triunfó en los años 80 por ser joven y guapa, pero que ahora, a sus 57 años, afronta su declive, es la decisión que hace que su película tenga sentido. ‘The Last Showgirl’ nos cuenta una historia que se ha relatado cientos de veces antes. Pero que sea ella quien la protagonice añade capas a un personaje que, a priori, no goza de una gran profundidad en el guion.
Un Retrato Humano y Realista
La ex vigilante de la playa humaniza a esta mujer, estrella de un caduco espectáculo de cabaret en Las Vegas, lleno de mucha lentejuela, demasiado maquillaje y un ambiente muy kitsch. Y decadente, porque la competencia es dura y los sueldos son precarios. Las bailarinas de casinos no tienen un plan de pensiones, no pueden pagar a una canguro y, llegado un momento, pueden hasta perder su casa.
El Sacrificio de ser Madre y más
El guion de Kate Gersten (‘Mozart in the Jungle’) propone, además, una lectura sobre el alto precio que deben pagar las mujeres cuando tienen hijos y quieren continuar con sus carreras o sus sueños. La factura por ser una madre ausente resulta siempre más elevada que cuando se trata de un padre. ‘Las madres no somos ni santas ni salvadoras’, le dice Shelley, la protagonista, a la hija de la que no se pudo ocupar por subirse cada noche al escenario.
Estilo Visual y Narrativo
Coppola apuesta por una fotografía de grano grueso, exteriores con contraluces y movimientos de cámara en mano que dan personalidad a la película, rodada en tan solo 18 días. La directora inició su carrera con una prometedora ‘Palo Alto’ (2013) y continuó con la algo decepcionante ‘Popular’ (2020). Entre una y otra, ha tenido una interesante carrera como directora de videoclips musicales. Y se nota. La película goza de momentos bellísimos bajo la banda sonora creada por Andrew Wyatt, especialmente cuando retrata en exteriores el paisaje de Las Vegas.
Conclusiones
‘The Last Showgirl’ es un cruce magistral entre la nostalgia y la realidad, donde Pamela Anderson brilla en un papel que parece hecho a su medida. Gia Coppola logra retratar, con delicadeza, la melancolía y la realidad dura y cruda de aquellas que han dedicado su vida a un oficio donde la juventud es la principal demanda. Lo mejor es el amor con el que Coppola mira a sus personajes, aunque en ocasiones la película se detenga para parecer un videoclip.