El antepenúltimo viaje de Miyazaki
Respeto y admiro el trabajo de Hayao Miyazaki, pero 'El chico y la garza' se inclina hacia la autoindulgencia. Esta película trae recuerdos de entregas anteriores y, desafortunadamente, no tiene suficiente presencia en pantalla para superar algunos de sus grandes clásicos.
Un tributo a la estética
Miyazaki es llevado por su habitual fervor imaginativo, revelándose en una estética a veces muy potente que, sin embargo, es desgastada por una narrativa y lógica interna excesivamente inconsistentes y volátiles. Parece como si, a su edad, predominara el niño que se niega a crecer sobre el cineasta que se resiste a desaparecer.
Un caos hermoso y complicado
'El chico y la garza' es una maravilla inestable cuyo desordenado y críptico fervor dificulta nuestra incorporación a una experiencia que parece extracorpórea. Aunque es admirable que Miyazaki siga siendo esencialmente un niño, en esta película se extraña la experiencia del cineasta que sabe cómo canalizar esa energía en algo más equilibrado y eficaz.
Conclusiones
A pesar de su poder visual incuestionable, la difícil narrativa de 'El chico y la garza' la hace menos atractiva. Miyazaki sigue siendo un niño en esencia, pero esta vez su película echó de menos la experiencia de un cineasta que sabe cómo canalizar el entusiasmo en algo más equilibrado y con resultados más sólidos.