Un ritmo frenético de producción
Cada vez vemos más directores adoptando una manera de trabajar rápida y eficiente, y Guy Ritchie es uno de ellos. Con un estilo bien definido y una escala de producción ajustada, es capaz de estrenar películas casi anualmente. Sin embargo, este ritmo vertiginoso trae consigo preocupaciones, como lo demuestra su última obra, 'El ministerio de la Guerra Sucia'.
Una trama que promete pero no cumple
En 'El ministerio de la Guerra Sucia', Guy Ritchie nos lleva a la Segunda Guerra Mundial con un comando clandestino liderado por Henry Cavill, Alan Ritchson, Henry Golding y Eiza González. La misión: una operación no sancionada para masacrar tropas nazis. La premisa suena emocionante, pero la ejecución deja que desear. La película se estrenó en Amazon Prime Video y ha tenido una recepción mixta entre el público.
Comparaciones inevitables
Es difícil no comparar esta obra con otras del género bélico, especialmente 'Malditos bastardos' de Quentin Tarantino. Ritchie intenta llevar la irreverencia e incorrección al contexto histórico, pero lo hace de una manera que se siente superficial. Mientras que Tarantino ofrece varias capas narrativas, Ritchie parece centrarse únicamente en el entretenimiento ligero.
Un reparto desaprovechado
Henry Cavill, conocido por su excelente actuación en 'Operación U.N.C.L.E.', es rescatado de nuevo por Ritchie. Sin embargo, en 'El ministerio de la Guerra Sucia' su talento parece infrautilizado. La película, a pesar de sus buenos momentos, se siente como una colección de retales creada apresuradamente.
Conclusiones
En resumen, 'El ministerio de la Guerra Sucia' es un thriller bélico que entretiene pero no logra dejar una huella duradera. Guy Ritchie parece estar acercándose peligrosamente a una tendencia similar a la de Woody Allen: un ritmo de producción rápido que compromete la calidad de sus obras. Aunque no es una película condenable, su ejecución mediocre podría ser una señal para que el director desacelere y se enfoque más en la calidad.