Estela de velocidad con rumbo incierto
La saga de 'Fast & Furious' ha subsistido en base a ofrecer siempre más: más velocidad, más acción, más espectáculo. Esta décima entrega sigue fielmente esa línea, pero da la sensación de un viaje a ninguna parte, solo a la certeza de una secuela.
Un inicio prometedor
Fast & Furious X comienza con gran fuerza, reavivando viejas glorias y ofreciendo prometedoras escenas de acción. Desafortunadamente, esta energía inicial acaba diluyéndose y la película camina hacia un final confuso.
Deslumbran los villanos, desfallecen los héroes
La película se sostiene gracias a la desinhibida presencia de sus villanos, con un exultante Jason Momoa a la cabeza. En contraposición, su elenco protagonista se desvanece y resulta eclipsado por la implacable sombra de Vin Diesel.
El peligro de trivializar la muerte
La trama de Fast & Furious X pierde peso debido a la incuria con la que se maneja la muerte. En esta saga, los personajes parecen capaces de regresar de las garras de la muerte, lo que le quita emoción y hace que el riesgo parezca banal.