Crítica de 'Gasoline Rainbow': Un viaje iniciático colmado de frescura indie

Análisis Crítica de 'Gasoline Rainbow': Un viaje iniciático colmado de frescura indie

Nota

7/10

Un Viaje a la Libertad

Desde el primer momento en que 'Gasoline Rainbow' inicia su viaje, sentí que estaba siendo testigo de un ritual de paso: la transición de la adolescencia a la adultez. A través de una técnica semi-improvisada, los directores Bill Ross IV y Turner Ross nos presentan a Tony, Micah, Nichole, Nathaly y Makai, quienes en esencia interpretan versiones de sí mismos. Dejando Oregon hacia el océano Pacífico, este grupo de amigos encarna la esencia misma de la juventud con su sed de aventuras y descubrimientos.

La Estética Documental y la Belleza del Camino

Lo que me cautivó de 'Gasoline Rainbow' fue su habilidad para tejer una historia con escenarios sueltos y un estilo visual que bordea lo documental. Los hermanos Ross colocan su lente muy cerca de los protagonistas, otorgando al espectador la sensación de ser parte de la travesía. A pesar de la aparente falta de amenazas y las interacciones efímeras con los personajes secundarios, la película proyecta un transporte místico hacia la simplicidad y unidad del grupo.

El Encanto de la Naivité y la Realidad Inminente

En 'Gasoline Rainbow', he percibido un tipo de inocencia deliberada, un aura que envuelve a los personajes principescos en su camino hacia 'El Fin del Mundo', destino que parece tener más peso mitológico que físico. Los traspiés en su travesía reflejan un deseo de mantenerse en esa burbuja de felicidad, eludiendo la llegada inevitable a la madurez y a una realidad donde las responsabilidades no pueden ser ignoradas.

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