La angustia del Holocausto a través de Irene
La Promesa de Irene, dirigida por Louise Archambault, es una adaptación de la novela de Dan Gordon que nos lleva a un territorio más conceptual e interesante que el típico drama biográfico sobre el Holocausto. La película retrata la opresiva angustia de los judíos polacos perseguidos, deportados y asesinados por los nazis. La narrativa se desarrolla en claustrofóbicos espacios cerrados, como las estancias de la mansión donde reside el oficial alemán, y donde la protagonista, interpretada por Sophie Nélisse, esconde a judíos huidos del gueto de Varsovia.
Una metáfora inteligente del exterminio
La casa, escenario principal de la trama, se convierte en una metáfora de la lucha entre la vida y la muerte, y de la crueldad humana en cualquier época. Los personajes tratan de escapar y sobrevivir en un ambiente que simboliza el horror del exterminio. La dirección de Archambault logra mantener una tensión constante, ofreciendo una reflexión sobre la complicidad y la indiferencia de los vecinos de las estancias del horror contiguas.
Interpretaciones y secuencias memorables
Las actuaciones son una de las mayores fortalezas del film. Sophie Nélisse nos brinda una interpretación conmovedora como Irene Gut, la enfermera polaca que arriesga todo para salvar a una docena de judíos. Destacan también las interpretaciones de Dougray Scott y Andrezj Seweryn. Lo mejor son, sin duda, las dos terribles secuencias con bebés, que dejan una marca imborrable en el espectador. Pese a ello, siento que la película podría haber sido más impactante si se hubiese acortado un poco su duración.
Conclusiones
En conjunto, La Promesa de Irene es una película poderosa que nos recuerda la valentía y la humanidad en tiempos de extrema adversidad. La maestría de Louise Archambault al dirigir y las interpretaciones de su elenco logran transmitir la opresión y la esperanza en medio del terror. Aunque el metraje podría ser más corto, la narrativa sigue siendo efectiva y conmovedora.