Introducción
Hacer una buena adaptación de una obra teatral al cine no es una tarea fácil. Hay elementos que brillan en un escenario y con público en directo, pero que se desvanecen ante la cámara, necesitando un replanteamiento de la narrativa. La película 'La ternura', desafortunadamente, no logra superar este desafío.
Narrativa frustrada
Con una trama excesivamente teatral y un humor arcaico, 'La ternura' ofrece poco más allá de un sentimiento de confort con olor a naftalina. Desafortunadamente, a pesar de los intentos de gamberrismo, la trama se siente forzada y previsible.
Interpretaciones
Gonzalo de Castro, Emma Suárez y Alexandra Jiménez, talentosos en su oficio, son obligados a exagerar al máximo unos papeles faltos de carisma que se intuyen mucho más atractivos en su versión teatral. Carlos Cuevas, a pesar de sus esfuerzos, tampoco logra destacar de manera efectiva.
Público objetivo y tono
Me cuesta imaginar al público objetivo de 'La ternura'. La película trata temas supuestamente adultos desde el vodevil, pero con un lenguaje y tono notablemente infantil.
Conclusiones
En su estado actual, 'La ternura' falla en ofrecer algo verdaderamente rescatable. La falta de sustancia y evolución de los personajes, junto con un guion ineficiente, no logran mantener al espectador en vilo. 'La ternura' se encuentran en el incómodo limbo entre el teatro y el cine, sin lograr destacar en ninguno de ellos.