La mentira como protagonista
Desde que tengo memoria, siempre nos han dicho que las mentiras tienen patas cortas, pero 'Marco' desafía esa noción demostrando que en 2024 una falsedad puede caminar largas distancias. Esta obra, dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño, aborda cómo las mentiras se han convertido en parte del tejido diario de la sociedad, una realidad en la que muchos se sumergen para proteger su visión del mundo. En este contexto, el filme nos presenta un fascinante relato sobre la vida de Enric Marco, un hombre que se ha construido una vida sobre una mentira monumental. No puedo evitar admirar la manera en que la película nos sumerge en el engaño, aunque a veces da vueltas sobre el mismo concepto sin ofrecer nuevos descubrimientos.
Eduard Fernández: El alma de 'Marco'
El pilar sobre el que 'Marco' se sostiene es sin duda Eduard Fernández. Su interpretación como Enric Marco es magistral, dotando al personaje de una humanidad y una complejidad que evitan que caiga en el mero ridículo. A través de su actuación, sentimos la lucha interna de Marco, su deseo de ser importante, y cómo el engaño se convierte en una parte integral de quien es. Fernández nos muestra a un hombre consumido por su propia farsa, que intenta desesperadamente sostener una imagen mientras su vida personal se desmorona. Es emocionante, desesperante y, a veces, triste ver cómo Marco navega su propio entramado de mentiras.
El problema del segundo acto
A pesar del fuerte comienzo, 'Marco' enfrenta desafíos en su segundo acto. Una vez que el secreto de Marco se revela, la narrativa comienza a sentirse repetitiva, casi como escuchar la misma anécdota una y otra vez. Los personajes secundarios quedan en un segundo plano, sin mucho desarrollo, mientras el enfoque principal permanece en el dilema del protagonista. Aunque Arregi y Garaño intentan ofrecer profundidad al personaje en este tramo, la evolución de Marco es mínima, entrando en un bucle que por momentos carece de frescura. A pesar de ello, es el carisma de Fernández lo que mantiene al espectador interesado hasta el final.
Conclusiones
Al final, 'Marco' es un estudio intrigante sobre la mentira y el ego, uno que acierta en muchos aspectos pero tropieza en su capacidad de mantener el interés constante. La obra vive y muere en su protagonista y gracias a Eduard Fernández logra elevarse. Me deja reflexionando sobre cómo las mentiras, aunque atractivas, tienen un costo personal profundo. Aunque la película podría pulir su ritmo y estructura narrativa, es, en definitiva, un relato necesario y relevante en la sociedad actual.