Una Inesperada Mascota Alienígena
Al adentrarme en el mundo de 'Sting', me encontré con una propuesta de horror indie que irradia una familiaridad irónica con el género a cada momento. La película, ambientada en Brooklyn, nos introduce a Charlotte interpretada por Alyla Browne, una niña cuya curiosidad la lleva a adoptar como mascota a una araña alienígena que, tras cada comida, crece a proporciones alarmantes. Este inusual vínculo nos invita a reflexionar sobre nuestras propias mascotas y cómo, en ocasiones, pueden sacar a relucir lo mejor y lo peor de nosotros.
Un Homenaje Descarado a los Clásicos
Dirigida con un guiño al público por Kiah Roache-Turner, 'Sting' se navega por una estética que recuerda tanto a 'Alien' como a 'The Shining', aunque en esencia, es una reminiscencia más cercana a la 'Little Shop of Horrors' original de los años 60. La narrativa ofrece giros predecibles, pero aun así, conserva una frescura que hace de la experiencia algo disfrutable tanto para fanáticos del horror como para aquellos que buscan una aventura ligera y sangrienta.
Efectos Prácticos y Rendimiento Familiar
Visualmente, la película balancea lo real y lo digital, manteniendo nuestra atención en la creciente amenaza de la araña. Aunque los efectos digitales aveces dejan que desear, contribuyen a la atmósfera cómica del film. Además, la dinámica familiar entre Charlotte y su padrastro Ethan, interpretado por Ryan Corr, ofrece una capa extra de drama que se entrelaza hábilmente con la narrativa central, culminando en una lucha contra nuestro monstruo de ocho patas que determinará el destino de su relación.