Introducción a 'Tarot'
Desde el momento en que presioné 'reproducir' en la plataforma para iniciar 'Tarot', sentí esa mezcla de anticipación y escepticismo que suelen evocar las películas de terror. Dirigida por Spenser Cohen y Anna Halberg, la película intenta mantenernos al filo del asiento empleando los recursos más trillados del género. A pesar de contar con la presencia de Jacob Batalon, más conocido por su rol en 'Spider-Man: Homecoming', la calificación PG-13 de la película y su énfasis en los arquetipos del terror limitan su capacidad para sorprender, algo que me pareció evidente desde sus primeras escenas.
Una narrativa predecible
La película gira alrededor de un grupo diverso de jóvenes que comienzan a sufrir extrañas muertes tras jugar con un mazo de tarot maldito. 'Tarot' inclina la balanza hacia el horror convencional, sin ahondar lo suficiente en la construcción de un entorno creíble para sus personajes. A pesar de las actuaciones competentemente encantadoras del elenco, que incluye a Larsen Thompson y Harriet Slater, así como una breve aparición de Olwen Fouéré, la ejecución lineal y predecible entorpece la experiencia, dejándome más frustrado que horrorizado.
Fallos en la atmósfera y sustos
Una ambientación monótona y un excesivo uso de sobresaltos auditivos, técnicas sobreutilizadas por Cohen y Halberg, resultan más tediosas que efectivas para construir una atmósfera genuinamente aterradora. Ciertamente añoro esos giros narrativos inteligentes que revitalizan el género, en lugar de los tradicionales 'jump scares' que buscan compensar una historia carente de profundidad.
Conclusiones
En mi opinión, 'Tarot' parece navegar por las aguas poco profundas del terror adolescente, potencialmente disfrutable para espectadores jóvenes en busca de una diversión ligera más que de un verdadero escalofrío. Sin embargo, como aficionado al cine de terror que ansía experiencias más impactantes y originales, no puedo evitar sentir que 'Tarot', aunque correcto en sus intenciones, falla en elevarse por encima de los clichés que busca emular. Mi veredicto refleja la esperanza de que futuros proyectos de Cohen y Halberg puedan sorprendernos con algo más arriesgado y memorable.