Una Segunda Oportunidad
La película 'The Last Showgirl', dirigida por Gia Coppola, parecía ser el posible regreso triunfal de Pamela Anderson al estrellato. Similar a como 'The Wrestler' relanzó la carrera de Mickey Rourke, este film tenía la intención de redescubrir una faceta olvidada de Anderson. Sin embargo, la trama y el desarrollo del personaje no cumplen con las expectativas.
El Resplandor de lo Cotidiano
La obra nos presenta a Shelly, una bailarina de Las Vegas que se enfrenta al ocaso de su carrera. Pamela Anderson encarna este papel con cierta vulnerabilidad, pero su interpretación no logra desencadenar la profundidad emocional necesaria. En contraste, Jamie Lee Curtis brilla como Annette, la mejor amiga de Shelly, y se convierte en la verdadera estrella del espectáculo. Sus escenas están cargadas de energía y carisma, lo que deja entrever la falta de vivacidad de Anderson.
Un Mundo sin Glamour
La dirección de Coppola apuesta por mostrar el lado menos glamuroso de Las Vegas, enfocándose en la vida cotidiana de las bailarinas fuera del escenario. Aunque este enfoque busca humanizar a los personajes, resulta más deprimente que revelador. La falta de secuencias que destaquen el show 'Razzle Dazzle' hace que el esfuerzo de Shelly parezca aún más insulso y gris. La cinematografía de Autumn Durald Arkapaw, aunque técnicamente bien ejecutada, acentúa esa sensación de decadencia con colores apagados y desenfoques intencionados.
Problemas de Guion
El guion de Kate Gersten intenta capturar la lucha interna de Shelly al enfrentarse al cierre del espectáculo. Sin embargo, la comparación con películas icónicas como 'The Wrestler' y 'The Misfits' no favorece a 'The Last Showgirl'. Las situaciones se sienten predecibles y, a pesar de los esfuerzos de Anderson, su personaje nunca alcanza la profundidad emocional que uno esperaría de una estrella caída.
Conclusiones
En resumen, 'The Last Showgirl' es una obra que prometía mucho pero entrega poco. Pamela Anderson ofrece una interpretación sincera, pero limitada, mientras que Jamie Lee Curtis se roba el show. La dirección de Gia Coppola tiene intenciones nobles pero no logra conectar emocionalmente con el espectador. La película es una reflexión sobre el crepúsculo de una carrera, pero se queda corta en su ejecución. Mi puntuación para 'The Last Showgirl' es un 5 sobre 10.