La atmósfera sofocante que todo lo envuelve
Desde el primer momento, 'The Virgin of the Quarry Lake' me envolvió en su atmósfera densa y calurosa. La directora argentina Laura Casabé, en su primer largometraje, nos sumerge en un verano eterno donde la frialdad y las tensiones flotan en el aire junto con la humedad. El film es una hábil mezcla de romance veraniego que, una y otra vez, se ve interrumpido por abruptas explosiones de violencia. La fuerza de la narrativa se ve potenciada por la pluma de Benjamin Naishtat, guionista reconocido por su agudo comentario político, mientras que Casabé aporta una distintiva mirada femenina que dota de sensibilidad única al relato.
Un horror atípico con tintes de realismo mágico
No es una película de terror convencional y sin embargo, 'The Virgin of the Quarry Lake' logra sembrar el miedo de una manera ingeniosa y sutil. La historia, basada en los cuentos neo-góticos de la autoría literaria de Mariana Enriquez, se adentra en la sociedad argentina a las puertas del caos social que marcaría el año 2001. Las imágenes nos transportan a un suburbio polvoriento de Buenos Aires donde la joven Natalia, interpretada con excelencia por Dolores Olivero, vive obsesionada por un chico mayor, Diego. La aparición de Silvia, una mujer mayor y fascinante, cataliza los celos en Natalia, lo que lleva la trama a terrenos mágicos y perturbadores.
Interesante juego de personajes y actuaciones
En esta película, los personajes están hábilmente construidos. Natalia, sobrecogida por sus propios deseos adolescentes y rodeada de amigas rivales, manifiesta su frustración en incidentes cada vez más inquietantes. La interpretación de Olivero es una de las sorpresas del film, plasmando con matices la complejidad emocional de su personaje. Casabé acierta al capturar la esencia del despertar adolescente y cumplir con los ritmos de una narrativa que nunca flaquea, ni siquiera en su aparente simplicidad argumental.
La dirección de Casabé: una mirada al caos interno y externo
El equilibrio de Laura Casabé entre el retrato del crecimiento personal y la distorsión del orden es exquisito. La cinematografía de Diego Tenorio resalta los vibrantes contrastes con colores abrasadores, reflejando tanto el calor físico como emocional del film. Las tomas se vuelven más intensas y desincronizadas a medida que avanza la trama, capturando tanto la agitación personal de sus personajes como el tumulto nacional. Este es un debut prometedor para Casabé, que sin duda encontrará eco en un público que busque historias profundas y cinematográficamente ricas.