Una Celebración Agridulce
Al ver ‘Tótem’, te sumerges en una celebración familiar muy mexicana, con tarta, regalos, y afectos en cada esquina. Pero hay una sombra que nos persigue a lo largo de la película: Tonatiuh está en su último cumpleaños. La familia, disfrazando el dolor de alegría, regala a todos una velada inolvidable que es realmente un adiós. Como espectador, me envolví en una mezcla de emociones, al enfrentarme al intento de la protagonista, Sol, por hallar respuestas, incluso consultando a Siri, y a la desgarradora realidad de que el mundo como lo conocen terminará pronto.
Lidiando con la Despedida
Lila Avilés, la directora de ‘Tótem’, logra huir del melodrama barato y nos conduce por la tristeza de una familia que lucha por mantener la compostura. Me impresionó cómo la película balancea la tristeza, permitiendo que, a veces, olvidaras la inminente muerte de Tonatiuh. Cada personaje enfrenta la pérdida de manera particular, y como espectador, me encontré reflexionando sobre la diversidad de emociones humanas ante la mortalidad. La historia de Luz, la hija pequeña, me conmovió profundamente, al ver cómo lucha para comprender el amor y la pérdida.
Un Desfile de Emociones Ocultas
‘Tótem’ es una obra que no depende de giros argumentales para mantener la atención, sino que construye un mosaico emocional a través de escenas cotidianas y miradas que transmiten más que palabras. Avilés captura con atrevimiento cómo los detalles más simples pueden cobrar una vida emocional intensa, algo que me atrapó hasta el último minuto de la película.