Impresiones Iniciales
Al sumergirme en 'Una vida menos en Canarias', una de las propuestas más recientes de Atresmedia, sentí plantearse delante de mí un déjà vu televisivo. El estreno promete ocupar el hueco nostálgico que dejaron series de antaño como 'Los misterios de Laura', y ciertamente, desde su preestreno en Atresplayer Premium hasta su llegada al prime time de Antena 3, demuestra que sigue una estrategia familiar. Con un halo característico de finales de los 90 y principios del 2000, la serie intenta seducir a una audiencia predispuesta al cariño por los procedimentales clásicos.
El Dúo Dinámico
La obra se apoya fuertemente sobre los hombros de los excepcionales Natalia Verbeke y Ginés García Millán, cuyos personajes se debaten entre el contraste cultural y la colaboración forzada a raíz de un trágico caso de homicidio. Sin embargo, pese a su esfuerzo, inicialmente la serie sufre por una cierta falta de dirección, lo cual repercute en una química vacilante. Aún así, no todo está perdido, ya que el tercer episodio parece un punto de inflexión, donde los actores y la serie encuentran su compás.
La Evolución Narrativa
'Una vida menos en Canarias' mejora episodio tras episodio, dejando atrás un comienzo titubeante para abrazar una identidad más asentada y entretenida. Como espectador, este avance es clave para la inmersión, y pese a que su estética puede recordar a producciones de antaño, predomina un cierto encanto rústico que bien podría calar entre el público fiel al género.
Conclusiones
En resumen, 'Una vida menos en Canarias' puede que no reinvente el género, pero definitivamente tiene algo que ofrecer. Con un inicio tambaleante y una evolución que destella en los episodios posteriores, la serie logra construir un microcosmos intrigante. Además, la actuación de Verbeke y García Millán porta la garra necesaria para mantenernos atentos. Se percibe una obra que, pese a poder parecer fuera de tiempo, sabe llegar a su audiencia y deja un sabor de boca familiar y satisfactorio.